martes, 23 de noviembre de 2010

PANAMÁ SÍ LO ENTENDIÓ



Por José Obdulio Gaviria


Venezuela, que no es un estado de derecho, persigue con saña al joven teniente Colina, el incansable luchador contra la dictadura chavista. La justicia (dependencia del aparato dictatorial), acusa al teniente de mil delitos. Y a pesar de la falta de pruebas (cuál más prefabricada y falsa), Colina está pedido en extradición.

¿Dónde creen que vive ese valiente y esforzado luchador? Asilado en Miami. ¿Cómo?, ¿por qué USA da cobijo a un delincuente?, preguntarán Arrubla (presidente de facto de la Corte Suprema, a la que convierte, cada que habla, en ríspido directorio político de oposición, con lo que nos niega seguir siendo estado de derecho) y la despistada canciller Holguín.

Curiosa, y nada positiva coincidencia, la que se da entre la canciller colombiana y Jorge Valero, embajador en la ONU de la dictadura chavista. Valero acusó al gobierno americano de “dar cobijo a terroristas” y pidió extradición del teniente. La Holguín, quien parece tener el mismo fastidio que los chavistas por la institución del asilo, insinuó protestas y agravios al gobierno del Presidente Martinnelli, por acoger a María del Pilar Hurtado, una víctima de la persecución de la Corte, particularmente de su presidente, Jaime Arrubla.

La politización del sistema judicial venezolano es hecho notorio. Por eso las autoridades norteamericanas acogieron al teniente como perseguido. ¿Huyó, como diría cualquier Vargas? ¡No! Optó por la trinchera del exilio, tan respetable como el combate frentero (camino escogido por Alejandro Peña Esclusa, hoy prisionero político, quien decidió, consciente, voluntariamente, predicar la doctrina democrática desde las húmedas mazmorras de la tambaleante dictadura).

Las afinidades entre quienes controlan la Corte en Colombia, y el presidente Chávez, asombran. El pedido de asilo de Hurtado es prueba irrefutable de la politización de nuestra justicia. Panamá, un estado con larga tradición en la cultura del asilo, captó que ella no será juzgada por magistrados probos sino castigada por enemigos. Los hechos denunciados (bajo juramento) lo demuestran (ver www.pensamientocolombia.org). “Tengo, dijo, fundados temores de ser perseguida por razón de mi pertenencia al gobierno del Presidente Uribe”. Ella sabe que se le persigue porque sus responsabilidades estuvieron en la aplicación de la Seguridad Democrática. “La persecución política de que soy víctima está individualizada y personalizada en autoridades adscritas a la Corte Suprema de Justicia de mi país”. Hurtado recuerda que la Corte protege a los aforados que son cómplices del terrorismo de las farc, y, en cambio, persigue a quienes adelantaron actividades de inteligencia contra ellos.

“La Corte (…) encargada de juzgarme (…) se ha auto proclamado (…) víctima del DAS, de supuestas actividades de desprestigio y de violación de derechos fundamentales de magistrados”. Arrubla, en uno de sus exabruptos, definió al gobierno enemigo como “empresa criminal”. Por ese camino (concierto para delinquir) y con el “expediente alcantarilla”, al estilo de las dictaduras, vinculan judicialmente a todos sus opositores. Hurtado citó estas palabras de Arrubla como “grave ejemplo de parcialidad y de prejuzgamiento”: “Ni siquiera a un mentecato se le ocurre que pueda filtrar la Corte y salir impune".

¿Justicia? No. ¡Política! De eso estamos hablando. Los enemigos de Uribe (incluidos magistrados y ministros) se rasgan las vestiduras con el asilo de una víctima de sus maniobras procesales, pero guardan silencio, o hasta aplauden, el asilo de Granda, el financista del terrorismo. ¿Hubo, acaso, manifestaciones al frente a legación de Nicaragua? ¡No! Quienes insultan a Panamá por dejar “fugar” a Hurtado de la acción de una la “justicia imparcial”, son los mismos que se declaran indignados ante la “clasista justicia paramilitar” que juzga a sus amigos de las farc. Vean, por ejemplo, la declaración de diputados ingleses sobre el juicio a la “oposición política de Colombia”, como ellos llaman a las farc.

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